EL CIBERCAFÉ DE POMBO


El Cibercafé de Pombo es hoy un lugar desvencijado, y con su puerta de acceso escondida entre matorrales. Pero, si lo hubieran visitado ustedes cualquier noche (e incluso cualquier mañana, cualquier tarde) de 2001 ó 2002, se hubieran encontrado en un jacuzzi de chisporroteos. En el Taller Literario se colgaban textos y en La Tertulia se hablaba de ellos (no siempre halagadoramente) y de todas las demás cosas. Fue mi primera experiencia intensiva de chat. Recuerdo que, cuando se cumplió un año, mi memoria estaba rebosante. Era imposible que hubieran pasado tantas cosas en tan poco tiempo. La vida reducida a palabras (a palabras virtuales) semejaba la luz concentrada de una lupa. Luego llegaría a conocer también algunos de los cuerpos que había tras las palabras: pasé a las kddas y las citas. Hoy el Taller está vacío. La Tertulia sigue abierta, pero ya es como un bar en ruinas. A veces entro, miro un segundo y salgo sin decir nada: no es por nostalgia, sino porque me asombran sus escombros.
El Pombo fue, en escala pequeña, lo que luego sería el Nickjournal de Arcadi Espada; con su prolongación alejandrina en el actual Nickjournal. Mi experiencia me ha hecho ver que las webs cumplen el ciclo de las civilizaciones: periodo arcaico, periodo clásico y periodo alejandrino (de decadencia larga, cansada, hastiada, ociosa y dulce). Siempre aprecié aquel dictamen precisamente de Espada sobre Houellebecq: “confunde sus crepúsculos personales con crepúsculos colectivos”. Quizá el mencionado ciclo se corresponda más bien con la curva personal de la atención, el interés, la sorpresa. Pero también con su traducción colectiva: el periodo clásico sería la fase en la que hay una porción significativa de participantes subiendo.
Eso sucedió con el blog de Arcadi Espada en el milagroso año de 2005. El 2004 fue un prólogo, y el 2006 una continuación. ¡Pero ah, aquel 2005 en que el esplendor cuajó! Qué sensación de estar en el centro, donde se cocían los asuntos (retóricamente al menos). Si ha existido alguna vez un intelectual colectivo ha sido aquel. Lo era todo: el ágora, el patio de vecinas, el altar de los homenajes, el desolladero, la universidad, la tribuna poética, el más sofisticado y completo de los quioscos. Recuerdo las jornadas epilépticas metido en aquel berenjenal. Creo que mi cerebro nunca ha estado más desatado.Pero todo se agota, y aquello también. No se puede ser eléctrico sin interrupción.
José Antonio Montano (Lobo)
http://joseantoniomontano.blogspot.com/
Publicado en FronteraD


5 respuestas a “EL CIBERCAFÉ DE POMBO

  1. Un "jacuzzi" de humedades vaginales y de granujas, gañanes, plagiadores y ladrones de textos para venderlos a revistas catetas comerciales e industriales sin redactores.

  2. También lo pienso así, Alakano. Los que llevamos tiempo en esto, hemos visto caer muchos lugares chisporroteantes, cíclicamente. Así que disfrutemos de este, que aún es joven y alegre.Yo conocí Pombo, cuando era tal y como lo describe Lobo y también, al volver, sentí la tristeza de verlo polvoriento, gris y lleno de telas de araña.Mar, siempre queda la nostalgia de aquellos lugares en los que fuimos felices. Tú y yo, y algunos de nosotros, ya habíamos visto el final de Waminda antes.

  3. Hace tiempo publiqué en otra parte una idea similar sobre las páginas webs o blogs que, leyendo ahora esto, me ha hecho recordar para seguir pensando lo mismo. Los blogs son como cualquier otro bicho vivo: nacen, crecen, algunos se reproducen y todos mueren. Es ley de vida, disfrutemos de éste que aún es joven y luego que nos quiten lo bailao.

  4. Qué buena descripción "un jacuzzi" de ideas . Eso fue!! , quisiera creer que no es verdad que todo tiempo pasado fue mejor por eso de la esperanza en los tiempos futuros , pero cuando recordás tantas horas en franca charla es inevitable que te de un poco de nostalgia…Hay mas gente de Pombo esperando??mar.

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